Conjugación-Elisabet Cincotta


Puedo recitar conjugaciones
ar er ir
hacia tu almohada
en puntillas de pie mirar tu rostro
susurrar palabras
versear poemas cada noche
augurar el día en tu ventana

Puedo recibir tus ojos tiempo
sin reloj sin calendario
que lo empañen
resurgir en cada estrella
desde ángulos distintos
jugar en cada estrofa sustantivo
empequeñecer al mundo
en una lágrima

Puedo verte aunque no me observes
y no hablar cuando
estemos frente a frente
sobrarán verbos no harán falta
pues sabremos de nosotros
cada instancia
labios mudos sellarán el amanecer
manos enlazadas

**Conjugación fue Tercera Mención en el Certamen de Almafuerte 2006 de Berazategui .

Hijos de Nadie-Amparo Carranza Vélez

Se desangran en mí,
las horas lejos de la vida.
No poseo los rostros idos
para siempre.

Las manitas hambrientas.
El vientre abultado.
Las pestes que acechan.
Esas pequeñas almas vendidas.
Por nada, por nada, por nada.

Sólo han de encontrar.
El suelo sucio de cuna,
el hambre y el miedo de escoltas,
el abrazo incesante del frío.
¡Qué refugio más que una droga
que aplaque el dolor!

La ausencia de un futuro,
la inexistencia del origen.
No hay navidad, no hay cumpleaños.
No hay.

Sólo son constantes.
La falta de rumbo.
El estómago vacío.
Las manos sucias.
La violencia en la próxima esquina.
El abusador.
El sexo asesino.
La ropa desgarrada.
Los zapatos abiertos.
Los signos de los carteles, que no se pueden leer.
Esos centenares de rostros extraños,
que nunca miran,
apresurados,
se hacen los que no miran,
(cuando en verdad no sienten más que vergüenza).
Esos millones de seres vestidos de gris
que comen,
que trabajan y ahorran,
que venden, compran, consumen,
amontonan, despilfarran,
pierden egoístamente,
se auto compadecen,
educan, leen, enferman,
y mueren,
sin mirar, ni recordar,
que esos seres vagabundos,
a medio crecer,
vacíos de todo,
sin sueños,
sin amor de nadie,
con única pertenencia la calle,
la lluvia, la furia.
Aquellos tirados en las estaciones,
con la mano roñosa y abierta,
sin identidad,
sin historia,
sin nada material para robárseles,
eran también
sus propios hijos.


Finguiendo/Jorge Luis Estrella

Llegó de algún lugar fingiendo que no llegaba;
por eso no se dieron cuenta de que había llegado.
Se sentó en algún sitio fingiendo que no se sentaba;
por eso no se dieron cuenta de que se había sentado.
Los estudió fingiendo que no los estudiaba;
por eso no se dieron cuenta de que los estudiaba.
Los sedujo fingiendo que no los seducía;
por eso no se dieron cuenta de que los había seducido.
Les ordenó matar fingiendo que les ordenaba defenderse;
por eso no se dieron cuenta de que estaban matando.
Los mandó a morir fingiendo que los mandaba a vivir;
por eso no se dieron cuenta de que estaban muriendo.
Se fue a algún lugar fingiendo que no se iba;
pero ellos ya no estaban para darse cuenta de que fingía.

Río de Escamas/Alicia Abatilli



A veces creo que el dolor va haciendo crecer en algunas personas algo así como pequeñas escamas, cada vez más duras para ser penetradas.

Nada los conmueve. Los otros tendrían que saber muy bien dónde pegar para lograrlo, pero ellos se encargan que nadie lo descubra.

Cada vez que evidencian que alguien "duele", cierran esas escamas- coraza a voluntad, como para no contagiarse, para no ser vulnerables quizás.

Llegará algún día que de tanto amontonar dolor, las defensas colapsarán y ahí sí veremos cómo se van desgranando en lágrimas, hasta convertirse en un río de escamas.

MI NIÑA BORICUA-Sebastián Jorgi

Para Inocencia Padilla




Vive en Puerto Rico, es docente y escritora y me ha contado que tiene alumnos argentinos en la Universidad. Ante la instancia de un Lanús a la cabeza del Torneo Argentino de Fútbol, le he preguntado si conoce la afición futbolera de los mismos, más precisamente, si hay alguno que sea hincha del Granate. Te averiguo de a poquito…Y de a poquito me fue diciendo que pudo saber, empleando mucho tacto, que José María Salazar, uno de sus alumnos, anda con la radio prendida de onda corta y lleva un escudo estampado en su carpeta…que es el del Club Atlético Lanús.
¡ Aleluya!, me digo y le digo a mi niña boricua, porque así la llamo cariñosamente, ya que tenemos una especie de flirt virtual por Messenger. Ella me ha ayudado cuando estuve en Puerto Rico dando unas conferencias sobre Literatura Argentina e Hispanoamericana, me ha presentado en la Academia Santa Teresita, en el barrio de Santurce. Fue el 18 de marzo de 1991 y desde aquel momento llevamos una amistad, en la que intercambiamos pareceres sobre la literatura en general.
Hace unos días me ha enviado el libro Los Mandarines de Simone de Beauvoir, cuentos y poemas suyos y por supuesto, noticias de La Isla del Encanto. Mi niña boricua vive en Puerto Rico y me envía besos de guineo y de crema y yo la retribuyo con besos de chocolate y canela. Para ella soy el guapo argentino y así, entre niña y guapo me cuenta que José María Salazar, entre los varios argentinos que conoce, es un alumno que se ha confesado hincha de Lanús.
Y sí, niña mía y única, ojalá que llueva café, ese olor a café de la cancha, el viejo Sorocabana Café y que el próximo encuentro no virtual sea en La Ponderosa del viejo San Juan o en donde se dé la cita ansiada para vernos con un café en el medio de la mesa, hablando de Mallea o de Fuentes o de bueyes perdidos. Oye ,mi muchacho, guapo argentino, te estaré esperando, sabes…
Si, vaya si lo sabré, niña mía boricua, te cuento que acá—díselo a este Joven José María Salazar, tu alumno,--que Lanús es todo granate, que las calles están invadidas de manifestaciones y caravanas festejando por anticipado y que la Avenida 9 de Julio es todo algarabía por la inminencia de Lanús Campeón.
¿Sabes una cosa, niña? Estoy tratando de escribir un manifiesto contra la distancia y contra la virtualidad, una especie de poema carnal para que lo leamos los dos juntos y me digas qué te parece, mientras…mi querida niña boricua…imagino que amanezco entre tus brazos y que pasaremos muchas horas… Las calles son de adoquines el castillo del Morro…y el castillo de San Cristóbal cuando la tarde languidece renacen las sombras y en los cafetales vuelven a sentir… una pena de amor una tristeza…contra tu lamento borincano iremos moliendo la angustia en besos…sí…yoca y tostón…niña mía boricua todita mía.
No sabía muchacho que podía volver a amar, ah…me dices…estoy aún en el jardín de Villamil 54 esperándote mientras el jibarito va, estoy en el carro contigo tú manejas te miro y frenas para que comience a volar después de aquel primer beso sin palabras, totalmente impremeditado, robado al azar…
Qué habré estado diciendo aquella tarde, embelesado luego de aquel primer beso, que nos dejó sin palabras y sin respiración casi, qué te habré estado contando, de qué habremos estado hablando al regreso. De los vaivenes de la literatura latinoamericana, de Eduardo Mallea y de su obra, olvidada, enterrada casi, eclipsada por otros autores que iban surgiendo y por la Inteligentzia que distorsionaba adrede la perfomance de grandes narradores como Mallea.
Y las palabras estaban de más en cuanto a lo que acontecería aquella tarde de cinta romántica para nosotros…nosotros que empezábamos a querernos tanto y la noche caía muy tropical sobre Miramar y ahí estabas tú y nadie más que tú solamente tú, mi niña boricua.¿ Fuimos a Isla Verde primero y después a Peggy Sue ?Ha pasado tanta arena que la vida se llevó que la siempreviva de tú corazón se desvanece por momentos y de pronto reaparece con furia loca adolescente otro beso esta vez premeditado y ansiado a la salida de un bar solitario en medio del camino…sí, tú me acostumbraste a tantas otras cosas…
Yo tampoco sabía…volver a amar…ahora aquí en mi Buenos Aires querido tomando el café que me enviaste… que hoy tiene gusto a barrio de Lanús Campeón, sí, debes decirle a José María que Lanús ganó el campeonato…otra vez la música y Tito Rodríguez cantándome Inolvidable …y Reneé Barrios allá en la boite de Isla Verde dedicándome un bolero…ensayando mi bolero Sabías o mi balada Calla, si, mi niña boricua…calla, no me cuentes, saber no quiero, nosotros comenzamos hoy a fojas cero,
siempre estaremos comenzando…mi niña boricua…
Y qué otra cosa te diré….tú me acostumbraste a ver la vida como quiere Manzanero, del otro lado de la luna, tú y tú y tú en todo este tiempo compactado entre tu viejo San Juan y mi Buenos Aires querido, yo de pronto el gaucho argentino transitando tu llanura pidiéndote bésame mucho para galopar en tu Yunque inquieto y único después de descansar en El Morro porque puedo ser el Martin Fierro conquistando la tierra borinquen…después de todo no lo lamentaré como el jibarito que va moliendo café hasta entrar en el desfiladero y ahí ya sin aliento…huinca….ahi voy por ti otra vez porque nadie más que tú me deparará inolvidables momentos…
Te estaré esperando en Villamil 54, en esa casa enrejada con un jardín grande, donde estaba yo sentado con una vieja máquina de escribir para terminar una nota que salió en El nuevo dia …ya no importa el tiempo verbal…te estaré viendo llegar de un momento a otro en el carro…es que no veo el momento de volver con la libido elevada y pasear contigo por Santurce en una íntima vereda tropical para que me aumentes con tus besos brujos la poquita fe y enseguida tacatá tacatá monta mi caballito…
No sabías que volverías a amar, me dices. ¿ Sabes de que te envío mis besos en este tiempo? De granada…de grana, porque ya Lanús ha salido campeón del torneo de fútbol, dile a ese alumno José María que tienes allá en La Isla del Encanto, díselo, aunque ya lo debe saber, ya que estará comunicado con argentinos hinchas de Lanús. Mientras imagino que iré bajando entre esos dos montoncitos tuyos hasta el cratercito primero y luego al desfiladero para gritar como el llanero solitario ooooohoooohooooo silver. ¿Me habrás tendido una emboscada? Allá voy lo mismo, mi niña, después de bajar esas dos montañitas mágicas que ostentas en tu paisaje tropical para caer en la trampa del desfiladero, aunque saldré ileso para regresar hacia tu norte en la tierra del Edén de labios rojos…
No sabías…quién puede saber que regresará al amor, al menos, a los encantos de tu isla tropical, desde Cabo Rojo a Caguas o desde Ponce a San Juan y beso a beso cómo imaginar el próximo instante en que nuestras energías irán a la mar de nuestras ansias como torrentes blancos y cascada cristalina después porque tú y yo estaremos sentados en alguna roca contemplando el Caribe…acompañados por la voz de Nat Cole y su melodía salvaje deslizada sobre la arena blanca con el viento arrullando un nuevo beso de premeditada alevosía esta vez,.alimentando esta alucinante ansiedad de tenerte en mis brazos….